Hace algunos meses atrás, unos chavos de la cuadra empezaron a patinar enfrente de mi casa, bueno en si en la cuadra completa. Según su apariencia, no son chavos de dinero, pero que si disfrutan patinar y practicar en las noches.
Me recuerda mis tiempos en los que sacaba mi patines y disfrutaba ese ritmo de vida cada tarde.
Muchos de los vecinos los miran como patojos que no tienen nada que hacer y que a lo mejor son ladrones, por su apariencia.
Muchas veces discriminamos a las personas que son diferentes,que no tienen la misma condición económica o que tienen su propio estilo, a los que se viste diferente o que, como dijo un amigo, no son clones de todo mundo.
Tenemos estereotipos de gente y creemos que por tal o cual actitud, por cual o tal ropa, por cual o tal apariencia todos son iguales o son gente decente.
Y muchas veces me veo enrolada en esa rutina y no recuerdo que en algún momento de mi vida no fui comprendida por como actuaba y me vestía, que en algún momento me miraban feo por mi apariencia.
Y hoy viendo algunos eventos a los cuales me habían invitado, encontré este video. Estos chavos son la voz del pueblo joven, como bien lo he dicho son el susurro armónico del ser de nuestra juventud. Son chavos que nos los topamos en algún lugar de nuestro país y por su apariencia, muchas veces, los juzgamos mal. Pero nos sorprendemos al ver estos videos, al verlos en los concierto, siendo una voz fresca y de protesta, ante tanta monotonia y palabras sin sentido.
Somos juventud y con nuestros sueños podemos echar para adelante nuestro país.
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